Sí, querido niño, niña, querido/a joven. Queremos escuchar tu voz.
No, no es para un concurso de talentos musicales. Aunque quizá también lo harías muy bien, con ritmo vibrante y letra conmovedora, con melodía pegadiza y coreografía.
Pero no hace falta tanto. Basta que digas algo. Queremos que te digas, que te escuches y te escuchemos, que nos llegue la verdad de tu estar aquí y ahora, la emoción de tus deseos y el bullir de tu imaginación. ¡Tienes tanto para decir!
Tu voz es imprescindible en este coro que somos el colegio, la comunidad, la familia, el grupo, la presencia escolapia, los proyectos que transforman y las personas. Sobre todo las personas.
Queremos tu voz de alumno/a, levantando la mano, explicando a quien no entendió algo, expresando tu opinión, tu sueño, tu sentimiento. Queremos que tu voz cante con otras voces y escriba en el viento poemas de esperanza.
Y también queremos otras voces que se sumen a este coro. Por ejemplo, tu voz, educador, educadora. Sin tus ánimos, nos cansamos demasiado pronto. Sin tu explicación el mundo no se entiende. Sin tu pregunta me quedaría donde estaba.
Y también a vosotros y vosotras, padres y madres, os queremos escuchar, porque vuestras voces saben a cariño y a encuentro, a agradecimiento y a colaboración. Vuestra voz es también voz escolapia, voz educadora, voz de vida.
Y la voz de tantos voluntarios y voluntarios en los coles y en los proyectos solidarios de Itaka-Escolapios. Voces que entienden lenguas extranjeras y saben escuchar llamadas donde otros solo perciben quejas. Voces que desatan la voz de los sin voz.
Y entra tantas y tantas voces, como de fondo, una voz muy especial, la del Espíritu. Se escucha cuando alguien habla para unir y reconciliar, para comprometer y transformar, para frecuentar el futuro y hacerlo mejor. Es una voz suave pero insistente, que se abre camino entre los ruidos y te llega al corazón para llenarlo de la mejor música. Es la voz misteriosa de Dios, confundida con la de la gente excluida cuando pide y la de la gente violentada cuando llora, y que también se mezcla con la voz de quien sabe compartir y habla para consolar. Es la voz profunda de la Vida.
Este nuevo curso escolar, 22-23 hay mucho que escuchar gracias al gran regalo de TU VOZ.
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